Recuerdo la primera ves que escribí una canción, fue un momento impresionante y único, estar ahí, frente a la mas hermosa hoja de papel.
Fue en el lugar que menos pensé, recuerdo como acariciaba el suave papel, como poco a poco nos compenetrábamos: mi mano y esa delicada hoja, como nos complementábamos, como nos uniamos: mi mente y cada hilo diminuto.
Era todo tan perfecto, escuchaba cada trazo.
Era todo tan real, miraba asombrado esa obra perfecta.
Era todo tan tangible... cuando la tocaba era erizante, alucinante.
Era todo tan mágico, habían chispas, fuegos artificiales, explosiones de sentimientos y sensaciones inimaginables. Eran tan fuertes mis pensamientos, tan tangible e invisibles, que se dejo rozar fácilmente por mi pluma, la tinta caía suavemente, las palabras fluían, besaban y abrazaban el papel constantemente y el ritmo de mi mano aumentaba con mi pensamiento, por aquellas ganas que tenia de desahogarme, de olvidarme de todo y ESCRIBIR!...
No hizo falta nada mas, ni otro momento, ni otro lugar.
Al terminar con tan largo y hermoso párrafo de amor y pasión... abrace fuertemente aquel papel delicado y lo hice sentir como ningún otro escritor había hecho sentir a un papel... esa hoja se fue adueñando de mi alma y de mi ser, de lo mas intimo dentro de mi, fuimos como dos almas unidas...
ese papel, fue y seguirá siendo mi primer amor... mi gran amor.
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